El consumidor latinoamericano de cara al 2021: nuevos hábitos y expectativas recargadas

El 2020 quedará grabado en nuestra memoria y será un punto de referencia en las nuevas generaciones.
01 febrero 2021
distanciamiento social
Sebastian Corzo
Sebastián
Corzo

Marketing & Business Development Leader, División Insights de Kantar, Argentina

Contáctanos

El 2020 quedará grabado en nuestra memoria y será un punto de referencia en las nuevas generaciones, ya que nuestras vidas cotidianas se vieron profundamente alteradas de forma inesperada, y la capacidad de adaptarnos a circunstancias nuevas se puso a prueba. No fue una crisis más, de las que suelen afectar a los países de nuestra región, sino que nos enfrentamos a un fenómeno global, que impactó en todas las geografías.

 

Las fuertes restricciones a la movilidad que se impusieron en marzo modificaron visiblemente los hábitos de los consumidores: hubo un incremento de las ocasiones de consumo hogareño, lo que propició, por ejemplo, que la gente cocine más, pero al mismo tiempo haga más pedidos de comida; también se alteraron los patrones de consumo de medios, con una explosión del contenido audiovisual online y la ola de plataformas de streaming.

 

Si bien algunas de laconductas asociadas a la pandemia fueron novedosas, la mayoría reflejaron una aceleración de tendencias ya identificadas, algunas más evidentes y otras, subyacentes. La adopción de ciertas tecnologías creció en pocos meses lo que le hubiera tomado años, y eso dio lugar a un aumento vertiginoso del comercio y de los pagos electrónicos: las personas que ya compraban online, comenzaron a hacerlo con más frecuencia y en más categorías; los que todavía no lo hacían, saltaron la barrera de la desconfianza y empezaron a operar con las distintas plataformas disponibles.

 

Gracias a la mayor conectividad, la gente pudo desarrollar múltiples actividades más allá del entretenimiento: trabajar, hacer cursos o asistir a clases, aprender habilidades nuevas, desarrollar pasatiempos, conectarnos con familiares y amigos, etc. El hogar se convirtió, al principio, en un bunker en el cual nos protegíamos del virus, y luego en un espacio de desarrollo familiar y personal. 

 

Nos dimos cuenta de las enormes ventajas que podemos obtener en todos los puntos de contacto digitales (sobre todo, en materia de seguridad y ahorro de tiempo). En este punto, es posible afirmar que no va a haber una vuelta atrás: nuestras vidas van a ser cada vez más digitales, y esto, a su vez, va a ocasionar cambios permanentes en el mundo laboral y educativo (más puestos de trabajo remotos y formación no presencial), y en la forma en la cual los consumidores interactúan con las marcas y las instituciones.

 

Analizando a los consumidores desde el punto de vista emocional, la incertidumbre generada por la amenaza de la pandemia nos trajo ansiedades, miedos, angustias, sentimientos de vulnerabilidad y soledad. Frente a eso, desarrollamos estrategias defensivas (dormir y leer más, meditar, hacer deportes o desarrollar hobbies) que probablemente mantengamos en el futuro cercano. Terminamos el 2020 con un altísimo agotamiento mental y la necesidad de dar vuelta la página, con mucha preocupación por la situación económica, pero con un deseo enorme de “consumo revancha”, de darnos los gustos de los que tuvimos que privarnos. La complejidad macroeconómica latinoamericana y la amenaza de nuevas olas que impongan más limitaciones a la actividad nos hacen pensar en una recuperación lenta y dispar en los distintos países, pero dentro de un ambiente de moderado optimismo; no tanto porque se espere un gran 2021, sino porque se quiere dejar atrás un 2020 que quedará ligado a malos recuerdos.

 

A partir de este punto de inflexión históricolas decisiones de compra de los consumidores serán más pensadas y planificadas. La mayor planificación del gasto tendrá efecto en la dinámica de canales, y limitará las compras impulsivas, aunque esto no implique que no haya espacio para la indulgencia y la gratificación. El canal online continuará ganando penetración y creciendo en facturación, en especial en los mercados con mayor desarrollo de la cadena logística. Más que nunca, vamos a aferrarnos a las experiencias positivas, a lo que nos haga sentir bien. 

 

En este contexto, en el cual es muy difícil trazar posibles escenarios futuroslas personas buscamos territorios firmes, donde podamos sentirnos seguros y protegidos. Por lo tanto, las marcas tienen la oportunidad de ser una garantía de confianza, en la medida que satisfagan las necesidades y cumplan sus promesas básicas. La capacidad de entender las motivaciones y emociones cambiantes se torna clave, en la medida que los consumidores dan cada vez más importancia a la protección y la conveniencia

 

Los consumidores se están volviendo más conscientes, demandantes y exigentes, y esperan mucho más de las marcas: quieren que éstas sean responsables, que se comprometan con acciones concretas y que tengan un impacto positivo en la sociedad. El hecho que el COVID-19 se haya convertido en el protagonista del año que recién terminó no implica que otros asuntos, como la sustentabilidad o la problemática de género, hayan perdido relevancia; por el contrario, serán temas que ocuparán las portadas durante este 2021.

 

Como conclusión, las compañías tienen que dedicar mayores esfuerzos e inversiones en tecnología para entender cuáles son los nuevos journeys de compra en cada categoría, y cómo pueden optimizar cada uno de los pasos, identificando los painpoints y drivers de decisión. Se vuelve crucial desarrollar la empatía para adecuar la oferta a tiempo y gestionar las experiencias eficientemente.Las marcas no podrán ser indiferentes frente a las preocupaciones de la sociedad, y tendrán que adoptar unpostura clara en relación con temas que marcarán la agenda.

 

Contáctanos