Las papas fritas también tienen su día… y su lugar en la mesa colombiana
Cada 20 de agosto se celebra el Día Internacional de la Papa Frita, un platillo que ha cruzado fronteras y se ha instalado en la cotidianidad de millones de personas. En Colombia, aunque su presencia es más evidente en restaurantes de comida rápida, las papas a la francesa también han encontrado un espacio en los hogares, donde se preparan con frecuencia y se integran a las rutinas alimenticias de forma sorprendente.
Del desayuno a la cena: los momentos reales de consumo
En el recorrido diario de alimentación en los hogares colombianos, las papas fritas aparecen con fuerza en el almuerzo y la cena. Aunque no suelen formar parte del desayuno tradicional, sí se integran como acompañamiento en platos principales, especialmente cuando hay arroz con pollo, hamburguesas o perros calientes en el menú. De hecho, 1 de cada 3 veces que se sirven papas fritas en casa, hay arroz blanco en el plato, lo que revela una adaptación local del consumo que va más allá de lo esperado.
Los mayores también las prefieren
Contrario a lo que dicta el imaginario popular, no son los niños quienes más consumen papas fritas en casa. Los datos muestran que los adultos entre 45 y 64 años son los principales consumidores, representando 1 de cada 4 ocasiones de consumo anual. Esta franja etaria, muchas veces responsable de la preparación de alimentos en el hogar, también refleja una preferencia que puede estar ligada a la practicidad, el sabor y la familiaridad del platillo. Pero este segmento, no es el único del hogar que las elige, en la infografía te contamos más.
El hogar como epicentro del consumo
Cada semana, el 15% de los hogares colombianos prepara papas a la francesa, con una frecuencia promedio de 1.6 veces por semana. Aunque los hogares de niveles socioeconómicos altos muestran mayor frecuencia, el volumen de consumo está concentrado en los estratos 1, 2 y 3, donde se registran 4 de cada 5 ocasiones. Esto revela una oportunidad para entender mejor cómo se adaptan los productos a las realidades de cada segmento.
¿Qué pueden aprender las marcas de este hábito?
Cuando se observa el consumo desde una perspectiva aún más cercana, se revelan patrones que no son evidentes a simple vista. Las papas fritas no son solo un acompañamiento: son parte de una rutina, de una decisión diaria, de un momento compartido. Y entender quién, cómo y cuándo se consumen permite a las marcas de alimentos identificar brechas de oportunidad reales, diseñar estrategias más relevantes y conectar con los consumidores desde lo cotidiano, especialmente aquellas marcas que comercializan papas congeladas, aceites, salsas e ingredientes que participan en acompañamiento de este platillo.
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