Las consecuencias de la Covid-19 han provocado cambios relevantes en multitud de actividades de la vida diaria, por ejemplo a la hora de tener que desplazarnos: el uso de vehículos particulares y de movilidad personal (bicicletas y patines) ha aumentado en un +35% y un +18%, respectivamente, mientras que se ha desplomado el del transporte público en un -46% y el de taxis y VTC en un -29%. Así lo constata el Estudio de Movilidad Segura y Sostenible del Centro de Estudios PONLE FRENO-AXA, realizado por Kantar entre septiembre y octubre de 2020 y con la colaboración de PONS Seguridad Vial. Este informe recoge la percepción de más de 4.000 conductores sobre hábitos en los desplazamientos y en aspectos relacionados con la movilidad segura, sostenible, accesible y conectada.
Sobre las transformaciones generadas por el coronavirus, el estudio muestra un 25% menos de desplazamiento por coche en días laborables y un 65% menos los fines de semana, y predice que una vez pase la pandemia, seguiremos con un 10% menos por cuestiones económicas y la incidencia del teletrabajo, a lo que habrá que añadir el concepto de vehículos compartidos.
Limitación de velocidad en las ciudades
Respecto a las diversas medidas para mejorar la seguridad, la reducción de velocidad en las ciudades, estaría claramente aceptada por los conductores y conductoras: el 62% está a favor de limitar la velocidad a 30km/h.
No existe, sin embargo, una opinión tan generalizada sobre la necesidad de implantar un mayor número de radares, solo el 21% cree que es insuficiente, frente al 55% que considera que hay suficientes y el 23% que opina que el número es excesivo.
En líneas generales, la opinión mayoritaria acerca de la seguridad es que no ha evolucionado, ni ha mejorado ni empeorado a lo largo del último año (65%). Únicamente, una cuarta parte piensa que ha mejorado, cifra que se incrementa entre los más jóvenes (38%), mientras que las mujeres son claramente más críticas (13%).
El móvil, en el centro de las distracciones
De los que opinan que ha empeorado, el 11% de la población conductora, las distracciones provocadas por el uso de dispositivos móviles es el principal argumento citado con un 60%, seguido del uso imprudente de los vehículos de movilidad personal (patinetes) y la falta de educación vial, citado estos dos últimos por 1 de cada 2 entrevistados, así como el uso imprudente de las bicicletas (34%). También el llamado peatón tecnológico (aquella persona que transita por la ciudad utilizando aparatos tecnológicos con auriculares, móviles, reproductores de música, agendas electrónicas...) representa ya un gran peligro para el 21% de los conductores en ciudad.
Otra de las asignaturas pendientes que se percibe es la formación de los conductores, ya que solo el 29% cree que salimos bien preparados para coger el coche tras el paso por las autoescuelas, unos resultados que se incrementan entre los más jóvenes (39%), mientras que entre los hombres (45%) y el tramo de edad de 35-44 años (48%) se observa una mayor crítica en este sentido. Por tanto, hay un claro consenso en mejorar la formación: la necesidad de usar más recursos audiovisuales (73%), la formación de los sistemas tecnológicos y de seguridad que incorporan los vehículos (73%), la posibilidad de obtener puntos extras tras recibir cursos sobre conducción segura (70%) o establecer un mínimo de clases prácticas (68%). El 64% está a favor de aumentar las restricciones del permiso de conducir en función de la edad y el 61% pide que haya que obtener un permiso para circular por las ciudades con bicicleta o patín.
Movilidad sostenible
Con relación a la movilidad sostenible, una de las principales conclusiones es que 9 de cada 10 opinan que la contaminación de vehículos es un problema importante o muy importante, aunque también es cierto que la industria es para los entrevistados el principal factor que contribuye a la contaminación en las ciudades (64% en primera opción), seguido de los vehículos particulares (13%) y las calefacciones (9%).
En relación con la etiqueta medioambiental de los vehículos, 1 de cada 2 dice no tenerla puesta -y de estos, el 54% no quiere ponerla.
Sobre la utilidad de las etiquetas, un 70% destaca su uso para reducir o restringir la movilidad de ciertos vehículos, un 60% para tener conciencia del grado de contaminación del vehículo, un 64% como orientación para elegir un modelo de coche y un 55% considera que su finalidad es recaudar dinero o multar.
En el apartado de movilidad accesible, el Metro es el transporte público más valorado (con 6,21 puntos sobre 10). En general, todo el transporte público aprueba, incluido el alquiler de bicicletas.
Respecto a la movilidad conectada, 1 de cada 2 cree que no hay suficiente información sobre el tráfico en tiempo real, lo que podría solucionarse con aplicaciones que ayuden a mejorar la movilidad y a planificar mejores rutas y más rápidas, ante lo que los conductores estarían dispuestos a ceder sus datos personales. En este sentido, de las apps disponibles, los sistemas de navegación son los más utilizados (76%), seguidos del pago en aparcamientos regulados y del uso del transporte público (44%), frente al uso minoritario tanto del alquiler de vehículos como de los agregadores de movilidad, en torno a un 15%.
Finalmente, preguntados por la confianza que, de cara al futuro, les ofrecen los vehículos particulares sin conductor, un 48% dice que no lo usaría, frente al 28% que asegura que sí subiría a este tipo de vehículos, subiendo el porcentaje al 35% entre los jóvenes (18-34 años).